Con la llegada del calor y las vacaciones, muchos de nosotros nos relajamos y disfrutamos del sol. Sin embargo el verano también puede ser una época de desafíos para la fontanería de nuestro hogar. Desde tuberías sin usar durante semanas hasta un mayor consumo de agua, los problemas pueden surgir cuando menos te lo esperas. 

Aquí te explicamos por qué el verano puede ser un problema para tus tuberías y cómo puedes prevenirlo.

1. El estancamiento del agua y la corrosión

Cuando te vas de vacaciones, el sistema de fontanería de tu casa permanece inactivo. El agua estancada en las tuberías puede provocar la corrosión y el deterioro de los materiales con el tiempo. Si a esto le añades el calor, el problema puede acelerarse, lo que aumenta el riesgo de fugar y averías al volver a casa.

2. La dilatación de las tuberías

El aumento de las temperaturas puede hacer que las tuberías se dilaten, especialmente si son de metal. Esta dilatación y posterior contracción (cuando la temperatura baja) puede debilitar las juntas y las conexiones que quizás no notes hasta que sea demasiado tarde.

3. Los malos olores

La falta de uso de los desagües durante un período prolongado, como unas vacaciones, puede hacer que los sifones se sequen. Al no tener agua que actúe como barrera, los olores del alcantarillado pueden filtrarse a tu casa, creando un ambiente muy desagradable al regresar. Además la acumulación de residuos, como pelos o restos de comida, combinada con el calor, puede empeorar estos olores.

4. Atascos y suciedad

En casas cerca de la playa, la arena se convierte en un enemigo de los desagües. Al ducharnos, la arena se va por el sumidero y se puede acumular en las tuberías, formando tapones sólidos junto con otros residuos. Si a esto le sumas un mayor uso de electrodomésticos como la lavadora y el lavavajillas, la cantidad de residuos que circulan por las tuberías se dispara, aumentando las posibilidades de un atasco.